Artículo de ©Ángel Iglesias Vidal
En estos tiempos, donde todo se cuestiona, incluso los deberes escolares, la importancia de competir con nuestras colecciones, siempre motivo de discrepancia, es criticado por no pocos filatelistas que entienden que en un hobby no tiene sentido el que otros lo examinen y juzguen, según determinados cánones. Partimos de la base que cada filatelista colecciona lo que quiere, como quiere y siempre como puede. Siendo muy respetable la opinión de los que consideran que la filatelia es una afición particular, donde cada uno tiene sus propias normas, me viene a la cabeza una famosa frase, muy del gusto de nuestro ex presidente D. Fernando Aranaz, en sus charlas filatélicas: “Competir es progresar”.
Pocos casos, se cumple el dicho, de manera tan certera como en el mundo de la filatelia. La trayectoria de numerosas colecciones a lo largo de participaciones en numerosas exposiciones competitivas, certifican lo anteriormente dicho. Muchas de ellas empezaron con la crítica a un jurado severo, que sin duda no supo valorar el trabajo realizado y el enfado mayúsculo del coleccionista, pero que poco tiempo después, volvió a replantearse aquello que se le sugería y en la siguiente exposición vio, como su colección progresaba, tanto en calificación como en su propia valoración.
Uno de los problemas de las colecciones, que solamente se presentan en exposiciones de exhibición no competitivas, es la autocomplacencia, todo está bien, todo son halagos, no existe la crítica y eso no ayuda a avanzar. En las competitivas es todo lo contrario, alguien objetivo la juzga, siguiendo unas normas preestablecidas, que nos gustarán más o menos, pero están ahí para todos. Es cierto que en la mayoría de los casos, no es agradable oir que el trabajo realizado no tiene el enfoque correcto, o que nos queda mucho camino por recorrer, pero cuando lo sepamos aceptar, estamos poniendo las bases para conseguir lo que todo coleccionista pretende, que su colección alcance las metas que soñamos cuando empezamos su montaje.
Un jurado filatélico, no juzga, valora UNA COLECCIÓN, según un reglamento, que han puesto expertos filatelistas, que a lo largo de los años aportan su trabajo y experiencia. Un jurado es un filatelista, con una trayectoria acreditada en el mundo de la filatelia y el conocimiento de la normativa a aplicar, ni mas ni menos. No es el Espasa, ni pretende serlo, y cuando actúa lo hace según su leal saber y entender. Aparte de valorar la colección, expone su opinión e imparte su consejo, en lo que entiende que puede ser mejorable, que duda cabe que se puede equivocar, por ello su decisión puede ser criticable, pero debemos aceptar que es inapelable incluso en el error.
A lo largo de muchos años, mi experiencia me dice que muchos coleccionistas, que empezaron muy críticos con los jurados, son hoy poseedores de magníficas colecciones, con un notable palmarés, incluso con los mismos jurados, aceptando que, aquellas primeras participaciones fueron un acicate e impulso para la importante mejora de su colección. Lo digo como jurado y como coleccionista.
La intención de este sencillo comentario, no es otra que el animaros a competir, porque las metas que se consiguen, superan con creces los disgustos y no pocas desilusiones que todos encontramos muchas veces en el camino. Si sabemos apreciar los consejos que nos apuntan, en la hoja de calificación, el avance será constante y si añadimos el estudio y conocimiento de los reglamentos tendremos mucho ganado.
Es triste comprobar, como filatelistas no saben absolutamente nada del reglamento, no se puede jugar, sino conocemos las normas y lo más importante debemos estar siempre abiertos a escuchar la opinión de los demás, comparar diferentes puntos de vista y saber elegir el más apropiado y el que mejor se adapta a nuestras necesidades.
Una colección es el trabajo de muchos años, muchos esfuerzos, algún desengaño y muchas alegrías. Debemos empezarla por los cimientos, progresivamente, todas las fases son atractivas. La visita a exposiciones y el estudio de las colecciones expuestas, suele ser una fuente inagotable de conocimientos, de TODOS se aprende.
Si estás convencido que no merece la pena competir con tu colección, mi consejo es que te lo pienses tranquilamente, que te animes, entrarás en una faceta atractiva y apasionante, eso si con dificultades, llegar a unas metas nunca es fácil, si lo fuera no merecería la pena. La finalidad de nuestro hobby, siempre será el disfrute personal, pero aparte de finalidades la vida también tiene metas, y en la filatelia la superación es importante. La competición te ayuda a lograr nuevos retos, no solo a conseguir piezas que engrandezcan nuestra colección, a veces el enfoque es tan importante como esas piezas, el orgullo de lograr lo que otros fueron capaces con las suyas.
Espero, que estas líneas escritas al lado de la calefacción, de una fría tarde invernal, sirvan para que alguien se anime a competir con su colección, no contra nadie, en la filatelia las otras colecciones no son rivales, son compañeras de viaje, que nos aportan su saber y experiencia y entre todas reflejar lo maravilloso de ella.
Magnifico artículo, que explica claramente las ventajas para el coleccionista de arriesgarse a participar en exposiciones competitivas.
ResponderEliminarUn placer contar con la pluma de Angel Iglesias en La Lupa. Muy cierto todo lo que dice porque él es un buen jurado porque él antes ha sido un buen coleccionista, eso es así. Y competir es progresar, claro que sí.
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