Con la lupa sobre la carta (19)

 Artículo de © Santiago Zubilet

Una postal cruzando el Atlántico
entre propaganda, deuda y orgullo imperial (1915)

Tarjeta fechada el 17 de noviembre de 1915, en la ciudad sajona de Seebnitz

En los oscuros días de la Primera Guerra Mundial, las postales no solo servían para comunicar. También eran armas de propaganda, medios de recaudación benéfica y vehículos de identidad nacional. La tarjeta postal que analizamos hoy enviada desde Seebnitz (Sajonia, Imperio Alemán) a Nueva York (EE.UU.) en noviembre de 1915 resume en una sola pieza la complejidad del correo internacional, el poder simbólico del retrato y el rigor del sistema tarifario global en tiempos de guerra.


El anverso de la tarjeta ilustra de inmediato el tono de época: impresa por Rotophot A.G. Berlin, bajo el pincel de A. Fischer, la escena reúne a dos colosos del poder germano. De un lado, el Kaiser Wilhelm II, emperador de Alemania y rey de Prusia, vestido con su inconfundible uniforme gris, la capa forrada de piel y el pecho cubierto de condecoraciones. A su lado, erguido y firme, aparece Paul von Hindenburg, el general victorioso del frente oriental, portando sable y binoculares, símbolo del orden militar. Ambos miran hacia adelante bajo el título “Deutschlands Stolz!” (“¡El orgullo de Alemania!”), una consigna que condensaba la narrativa oficial del Reich: unidad, fuerza, liderazgo.

Pero esta tarjeta no se producía únicamente como objeto decorativo o patriótico. En realidad, forma parte de una serie de postales conocidas como Wohlfahrtskarten literalmente “tarjetas benéficas”emitidas en conjunto con la Cruz Roja Alemana, y en particular con su rama de enfermería voluntaria, la Genossenschaft freiwilliger Krankenpflege im Kriege vom Roten Kreuz. Estas tarjetas se vendían al público para recaudar fondos destinados a la atención médica de los heridos de guerra, los hospitales de campaña y la formación de enfermeras voluntarias. Comprar y enviar una de estas postales era, a la vez, un gesto solidario y un acto patriótico: se ayudaba al esfuerzo bélico, se difundía el ideal nacionalista y se reforzaba el vínculo entre la retaguardia civil y el frente de batalla.

La historia, sin embargo, se vuelve aún más interesante al girar la tarjeta y observar su reverso. Allí aparece, fechada el 17 de noviembre de 1915, en la ciudad sajona de Seebnitz, la marca de origen: un matasello claro, sin interferencias. Pero lo más llamativo es lo que no está: ningún sello postal alemán acompaña la pieza. Esto podría explicarse por una confusión frecuente en ese tipo de postales benéficas. Muchas de ellas eran adquiridas por ciudadanos o instituciones con la creencia de que el franqueo estaba ya cubierto por tratarse de una causa humanitaria. Pero no era así. Estas tarjetas aunque oficiales no incluían franqueo prepagado: era el remitente quien debía añadirlo. El error no era raro. Y así, piezas mal franqueadas o directamente sin franqueo seguían circulando hasta ser detectadas en tránsito.

En algún punto del recorrido, probablemente en una estación postal ferroviaria de intercambio como Colonia o Leipzig, o bien en un puerto de exportación como Hamburgo o Bremen, la pieza fue inspeccionada por el sistema postal imperial y clasificada como insuficientemente franqueada. Allí se le aplicó una marca rectangular violeta con la inscripción “T 25”, que indica una deficiencia de 25 centésimos de franco oro unidad estándar de la Unión Postal Universal (UPU equivalente, en este caso, a los 5 pfennig que debía haber pagado la tarjeta para su transporte internacional.

La marca se complementa con un sello circular, también en violeta, con la leyenda “Auslandsnachporto”, que puede traducirse como “porte debido desde el extranjero”. Esta indicación tenía la función de alertar al país receptor en este caso, Estados Unidos que la pieza no estaba debidamente franqueada y que debía ser cobrada al destinatario. Estas marcas no se aplicaban en oficinas pequeñas ni por funcionarios menores, sino en centros de clasificación postal con autoridad internacional, como los puertos imperiales, las grandes estaciones de intercambio ferroviario o incluso la oficina postal central de Berlín. El sistema postal alemán de 1915, pese a estar inmerso en una guerra total, mantenía una estructura técnica y administrativa de notable eficiencia y precisión. Las marcas UPU como esta eran parte de esa lógica rigurosa, capaz de sostener el orden incluso cuando el mundo colapsaba.

Tras ser despachada, la tarjeta emprendió su viaje transatlántico. Pero debido al bloqueo naval británico, Alemania ya no tenía acceso directo a rutas marítimas propias hacia América. Por lo tanto, es casi seguro que esta pieza fue transportada primero por tren a algún puerto neutral como Rotterdam (Países Bajos), Copenhague (Dinamarca) o Bergen (Noruega) y desde allí embarcada en un paquebote de línea comercial neutral, probablemente operado por la Holland America Line o la Scandinavian-American Line. Estos buques, aunque civiles, eran el canal de salida postal preferido por las potencias centrales para mantener su correspondencia con el mundo neutral.

Veintiún días después de haber sido matasellada en Sajonia, el 8 de diciembre de 1915, la tarjeta fue registrada por la terminal de correo extranjero de Nueva York, tal como lo indica el matasello “Foreign Terminal Station”. Allí, siguiendo los acuerdos postales internacionales, las autoridades estadounidenses procedieron a aplicar la sanción correspondiente: dos sellos “Postage Due” de 2 centavos (Scott J38), en color carmín, fueron pegados directamente sobre la postal. El total cobrado 4 centavos se corresponde con la traducción y redondeo del monto adeudado según el tipo de cambio vigente y las penalizaciones postales internas de EE.UU. No era un castigo simbólico: el destinatario debió abonar el importe exigido para recibirla.

Más allá de lo técnico, esta pieza es profundamente reveladora de su tiempo. Alemania, a fines de 1915, enfrentaba un conflicto que había superado toda previsión. El frente occidental se hallaba empantanado en trincheras, el frente oriental era escenario de ofensivas móviles, y el frente interno comenzaba a mostrar signos de desgaste: escasez de alimentos, inflación, y una creciente centralización del poder militar en manos de Hindenburg y Ludendorff. Mientras tanto, las relaciones diplomáticas con Estados Unidos eran frágiles, aunque aún no rotas. El correo seguía funcionando con controles, con censura, con marcas pero funcionando al fin.

Y en ese escenario, esta tarjeta viajó con el rostro del Kaiser y del Mariscal, con la bandera simbólica de la Cruz Roja, con el error humano del franqueo omitido, con marcas de tránsito, con recargos aplicados, y con destino cumplido. Hoy, más de un siglo después, nos ofrece no solo su ilustración o sus sellos, sino su historia entera. Una historia escrita entre marcas violetas, centavos carmín y líneas impresas sobre papel.

👉 Con la lupa sobre la carta es una sección dedicada a investigar nuestras piezas postales.

2 comentarios:

  1. Thank you! This is one of those pieces where every detail adds to the story — from the powerful patriotic imagery of Wilhelm II and Hindenburg, to its use as a charity card sold by the German Red Cross to support wartime medical efforts. What makes it even more fascinating is the postal journey: underfranked, marked “T 25” for insufficient postage, processed through the German imperial system, and finally taxed upon arrival in the U.S. with Postage Due stamps. It reflects not only the propaganda and humanitarian efforts of WWI Germany, but also the efficiency and international coordination of postal systems during wartime. A beautiful mix of history, philately, and human error — all on one card! ✉️

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  2. Está muy bien vuestra web. Me fascinan esos detalles que no nos enseñaban en la asignatura de historia. Te enseñaban la vida de reyes, monarcas y conflictos de guerra pero no te explicaban cuanto se tardaba en diligencia y en qué condiciones se viajaba desde Madrid a Valencia, por ejemplo. Buen trabajo y un afectuoso saludo.

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