El futuro de la filatelia: una opinión crítica

Artículo de ©Marcela Díaz-Cabal
Escuchando hace poco una conferencia sobre la venta de colecciones filatélicas, más bien sobre la venta de piezas únicas y raras de historia postal a través de casas subastadoras, donde los subastadores, con grandísima habilidad incitan a la puja por las piezas filatélicas exacerbando el espíritu acaparador que todos llevamos dentro, he llegado a la conclusión de que el mal que nos aqueja a la Humanidad en los últimos tiempos, el monstruo que todo se lo traga, también ha alcanzado a la filatelia. Lástima. La verdad es que duele. Una parte de esa realidad ya la conocía; la otra, me sorprendió como un mazazo en mi ego: ¡qué ingenua puedo ser aún en la vejez!

Una afición tan hermosa como la filatelia es tan solo una  mercancía. Un objeto de compra-venta o de inversión donde lo único que destaca e importa es el dinero que se puede obtener de ella. El tiempo, la paciencia, el conocimiento, que le haya tomado al coleccionista armar su colección no tiene ningún mérito en lo absoluto: solo los $$$ y la oportunidad de hacerse con esas piezas que todos desearían tener y que sólo está al alcance de unos pocos bolsillos muy profundos.

Me alegro tanto de que mi buen amigo Paco Gilabert, que me enseñó a amar la filatelia temática, ya no esté con nosotros, y no porque no lo extrañe y le agradezca a diario todo lo que aprendí de él, sino porque al escuchar las ideas elitistas detrás de un proyecto de grandes vuelos—el “Museum of Philately”—dedicado solo a la filatelia tradicional y a la historia postal, habría fallecido otra vez del puro coraje y decepción.

Creo que si abrigábamos alguna esperanza, ya no la hay: la filatelia, concebida como un pasatiempo educativo, al alcance del niño más pequeño hasta el viejo nonagenario; de la persona que no tiene un real en el bolsillo, pero cuenta con toneladas de curiosidad, inteligencia y disciplina, hasta el rico que todo lo puede comprar con un chasquido de dedos, pero también es capaz de entretenerse pegando sus sellitos en un álbum o armando una colección con paciencia; esa filatelia, insistimos, tiene sus días contados.

En esta época de pandemia, con su estela de dolor y muerte; con una economía mundial hecha trizas; donde tantas familias lo han perdido todo y solo tienen frente a ellas un futuro desolador; cuando la esperanza apenas se sostiene con pinzas gracias a los científicos y sus vacunas, ¿cómo inculcarles a las nuevas generaciones el amor por unos “papelitos” que recogen, como los libros, la historia de la Humanidad?¿Cómo transmitirles el valor de la paciencia, de la curiosidad, del conocimiento, del aprendizaje continuo, de la hermandad... si al mismo tiempo hemos de explicarles que no importa cuánto tiempo hayan invertido en su colección a través de los años, con cuanta devoción y perseverancia se hayan dedicado a mejorarla, nunca será digna de estar en un museo filatélico si no “se vende” muy bien?

Esta conferencia debo reconocer, tiene el gran mérito de haberme abierto los ojos al futuro bastante cercano que le espera a una afición que sólo ayer ensalzábamos como colaboradora de la historia, receptáculo del conocimiento, mensajera de la paz, noble contribuyente a la concordia entre los seres humanos.  Hoy, la filatelia se mide solamente por su valor en el mercado. Es un “commodity” más.

3 comentarios:

IFAC FILATELICO dijo...

Muy buen artículo de opinión amiga Marcela. Es evidente que siempre ha sido tarea complicada inculcar la filatelia a los jóvenes, pero parece que cada vez es algo más difícil y camino de una utopía conseguirlo. La realidad es que hasta los más veteranos cada vez se desaniman más y en ello tiene parte de culpa, o casi toda, los entes postales que no hacen nada por hacer que esta afición vuelva a tener esa chispa que encendía a aficionados de uno u otro lado. Pero debemos seguir mientras podamos, divulgado lo que nos apasiona.

Marcela Díaz Cabal dijo...

Muchas gracias, amigo. Así es. Cada día se pierde más el entusiasmo, pero no hay que decaer. Por lo menos en lo que concierne a los temáticos. Saludos,

Luis Morales Rodriguez dijo...

Permiso, quisiera aportar algo a esta conversación. Humildemente pienso que la filatelia no morirá mientras haya seres humanos en la tierra. A mi juicio y, sin desmerecer a los que muchos más saben que yo, el futuro de la filatelia no está en "inculcar" este bello coleccionismo en los más jóvenes, ya que, el coleccionismo, como actividad humana va intrínsica en nuestro ser como humanos ¿Qué hacer entonces? Divulgarla, simplemente divulgarla. Este mismo Blog es una forma de difusión, el canal de Mi Oficina en youtube es otra forma de difución, los grupos de facebook que reunen a filatelistas del mundo son otro medio de difusión... mientras eso exista, la filatelia no morirá. No podemos pretender que esta afición sea del gusto de todos, pienso que algunos nacemos con este gustito y atracción, primariamente, por estos papelitos de comprimida y colorida información. Nadie nos la inculcó, simplemete frente a un estímulo de difusión caimos rendidos a la seducción que esta actividad nos proponía. En mi caso, desde los seis años que acumulo sellos (tengo 49) y justamente fue por un pequeño acto de difusión que comencé en este bello camino. Recuerdo que fui con mi madre de visita a una casa y en la mesa de centro de la sala, había un sobre puesto de modo que todos podían apreciarlo, tenía un par de sellos preciosos con unos timbres que exacerbaban las sinapsis en mis neoronas de coleccionismo, no me podía reistir a tanta belleza frente a mí... ese simple hecho difusivo de un documento postal fue el que despertó en mi esta pasión, nadie me lo inculcó, solo vivía en mí y desde ese momento despertó. No hay que decaer, solo hay que difundir, quien tenga esta pasión en su ser se despertará al más mínimo estímulo y no le interesará si tienes piezas caras o de fácil acceso, simplemente, deseará organizar y estudiar ordenadamente las que según sus medio pueda obtener. Gracias por la oportunidad de dar mi opinión.