Con la Lupa sobre la carta (5)

Un análisis de ©Manuel Mariño
¿Puede una carta llegar a su destino
antes de haber salido de su lugar de origen? 
Eso es lo que parece mostrar la tarjeta postal que ilustra estas líneas, en la que el matasellos de despacho en Austria tiene fecha del 13 de julio de 1912 y el de recepción en Odesa, Rusia, el 2 de ese mismo mes y año. ¿Puede una carta llegar a su destino antes de haber salido de su lugar de origen?
Este aparente contrasentido tiene su explicación en el hecho de que, por esos años, en Austria regía el actual calendario gregoriano, mientras que en Rusia se continuaba utilizando el calendario juliano, los cuales están desfasados por once días.
Muchos pueblos de la antigüedad tuvieron sus propios calendarios y aún hoy en día hay algunos que se utilizan en diferentes regiones del mundo aunque, para efectos prácticos, el calendario que predomina actualmente tuvo su origen en Roma alrededor del año 700 a.C. Era un calendario lunar de diez meses y un total de 350 días que ocasionaba grandes distorsiones y, aunque posteriormente se le redistribuyó en doce meses, no se logró eliminar todos sus inconvenientes hasta que Julio César tomó el asunto en sus manos en el año 46 a.C. en el que, asesorado por el astrónomo Sosígenes, transformó el calendario lunar en solar, introduciéndole cambios importantes, como los años bisiestos y de paso dándole su nombre al mes de julio. No les pasó inadvertido que el nuevo calendario tenía once minutos y quince segundos en exceso al año real pero, para los romanos de esa época unos minutos más o unos minutos menos no hacían gran diferencia y dejaron así las cosas. Sin embargo, con el correr del tiempo, los minutos se transformaron en horas y las horas en días, de tal suerte que las fechas se iban alejando cada vez más de las que correspondían a la real posición de la Tierra con respecto al Sol, por lo que en el siglo XVI el Papa Gregorio XIII dispuso que se le suprimieran 10 días al año 1582, de modo que los que se acostaron la noche del 5 de octubre amanecieron en la mañana del 16 de ese mismo mes. Un año bisiesto especial aumentó la diferencia entre ambos calendarios a los actuales once días. El calendario gregoriano fue adoptado de inmediato en Italia, España y muchos otros países, pero la anglicana Inglaterra no quiso aceptar lo dispuesto por el Papa de Roma y adoptó el cambio del calendario casi dos siglos más tarde. Algunos países como Grecia, Rusia y algunos otros en los que la religión predominante era la ortodoxa aceptaron el cambio del calendario bien entrado el siglo XX. Es interesante mencionar que en 1917 Rusia seguía utilizando el calendario juliano. Por esta razón, el histórico movimiento conocido como la Gran Revolución de Octubre, que consolidó en el poder a los partidos de la oposición al régimen zarista, tuvo en realidad lugar en el mes de noviembre, de acuerdo con el calendario gregoriano, pues el 25 de octubre en Rusia era el 7 de noviembre para los demás países occidentales. El nuevo gobierno adoptó el calendario gregoriano antes de terminar ese mismo año, de modo que la revolución de octubre se conmemora actualmente en noviembre.
[Publicado previamente en AMEXFIL nº170 (2018)
Reproducido con permiso del editor]

1 comentario:

Marcela Díaz Cabal dijo...

Muchas gracias por aclararnos las diferencias entre los calendarios juliano y gregoriano. Por esa misma razón de la diferencia de calendarios, Shakespeare y Cervantes no murieron el mismo día como suponen tantas personas en vista de las celebraciones "globalizadas". En realidad, según el calendario gregoriano, Shakespeare murió un 3 de mayo y no un 23 de abril. Cierto que Cervantes tampoco murió en esa fecha; realmente murió un 22 de abril, pero en esa época se consignaba el entierro y no el fallecimiento. Razón por la cual conmemoramos la muerte de Cervantes el 23 de abril y en Panamá, como en muchos otros países de Hispanoamérica, en su honor celebramos el día del Idioma Español.