El agua: una temática fantástica.

Artículo ©Jordi Quintana
Enlazando con la entrada al blog que realicé hace unos días sobre la 50ª exposición del grupo de empresa de Filatelia y Numismática de la Sociedad General de Aguas de Barcelona (FINUSGAB como acrónimo) he recuperado este artículo sobre la temática del agua que realicé en nuestro boletín hace algunos años.  La filatelia temática es el coleccionismo filatélico especializado en un tema en concreto. Habitualmente para desarrollar correctamente una temática es necesario que:
  1. que exista suficiente material filatélico para desarrollar correctamente todos los aspectos del tema,
  2. y alguien con la motivación suficiente y el conocimiento necesario para desarrollar correctamente la temática.
El agua, sin lugar a dudas, puede ser objeto de este tipo de coleccionismo. ¿Alguien se anima? Debo confesar que yo no, que escribí el artículo sin tener ningún sello ni efecto filatélico sobre el tema del agua. Pero que no cunda el pánico … me dedico profesionalmente al agua y abordo el artículo con conocimiento de causa. Y si no me inicio en esta magnífica temática que os propongo es por estar absorbido por otra pasión, la que sí es objeto de colección temática.
El agua es vida.
El agua es algo esencial para la vida. Es la diferencia fundamental respecto a los otros planetas, junto con otras restricciones necesarias, que permiten la existencia de la vida. Las condiciones de los grandes mares en los inicios de la Tierra permitieron la existencia del “caldo de la vida”, donde moléculas muy sencillas fueron articulando progresivamente moléculas cada vez más complejas, hasta macromoléculas con “vida”. Estos organismos primitivos fueron transformando la composición de la atmósfera hasta permitir niveles suficientes de oxígeno para desarrollar vida aeróbica.
         
El agua (del latín aqua) tiene una estructura química muy sencilla : dos moléculas de Hidrógeno unidas a una de Oxígeno. A pesar de esta sencillez, su estructura le confiere unas propiedades particulares que la hacen esencial para cualquier tipo de vida. Las condiciones terrestres hacen que las tres formas posibles (hielo, agua y vapor) coexistan, conformando el ciclo del agua: la evaporación oceánica forma nubosidad, que se transporta por la atmósfera hasta que precipita como lluvia, provisionando a los continentes de agua dulce, que discurre hasta los ríos y hacia los mares, cerrando el ciclo del agua. Este ciclo determina, junto con la radiación solar y las corrientes oceánicas (el agua de nuevo) la meteorología planetaria y sus efectos: los huracanes y tifones, los monzones, la desertización, el clima mediterráneo, las sequías, las inundaciones, la erosión, las grandes zonas fértiles donde se desarrollaron las grandes civilizaciones, etc.
El acceso al agua, un derecho humano.
El agua cubre el 71% de la superficie terrestre. En nuestro planeta se localiza principalmente en los océanos, donde se concentra el 96,5% del agua total. La disponibilidad de agua dulce es poca y, además, está irregularmente repartida en el planeta. Es por ello que se ha convertido en un bien escaso y necesario, el acceso a la que ha sido declarado como un derecho humano. A pesar de ello ha sido origen de emergencias humanitarias y conflictos políticos, sociales y militares.
A pesar de que el acceso al agua potable se ha incrementado sustancialmente durante las últimas décadas, estudios de la FAO, estiman que uno de cada cinco países en vías de desarrollo tendrán problemas de falta de agua antes del 2030.

Conseguir esta agua en condiciones sanitariamente correctas es el objeto de la potabilización. Actualmente en los países desarrollados están prácticamente controlados los problemas que planteaban las aguas contaminadas con microorganismos, como el cólera,  el tifus y diarreas. Los procesos de filtración y desinfección mediante cloro al que se somete el agua antes del consumo humano se han impuesto en el siglo XX y se estima que son los causantes del 50% de aumento de la expectativa de vida de los países desarrollados en el siglo pasado. La cloración y filtración del agua fue considerada por la revista Life probablemente el más importante progreso de salud pública del milenio. El cloro es el material más utilizado como desinfectante del agua.
La política del agua.
Por diversos motivos, la disponibilidad del agua resulta problemática en buena parte del mundo, y por eso se ha convertido en una de las principales preocupaciones de algunos gobiernos, incluso generando conflictos bélicos. Por ejemplo, la Guerra de los Seis Días de 1967, en que Israel ocupó los Altos del Golán en Siria fue motivada básicamente para controlar el acceso al agua con que se nutre Israel y que nace en esa región siriana. Después de un intento fallido de recuperar la región en la Guerra de Yom Kipur de 1973, Siria e Israel han mantenido una frágil tregua desde entonces, con las Naciones Unidas supervisando la zona desmilitarizada que separa a los países.

Actualmente se estima que alrededor de mil millones de personas tienen un deficiente acceso al agua potable. Esta situación se agrava por el consumo de aguas en malas condiciones, que favorece la proliferación de enfermedades y brotes epidémicos.
Ante la dificultad de disponer de agua potable para consumo humano en muchos lugares del planeta, se ha consolidado un concepto intermedio, el del agua segura, como el agua que no contiene bacterias peligrosas, metales tóxicos o productos químicos nocivos a la salud. El agua segura es considerada segura para beber, aunque no reúna las condiciones ideales para su consumo.
La OMS estima que la adopción de políticas de agua segura podría evitar la muerte de 1.400.000 niños al año, víctimas de diarrea. 50 países que reúnen a casi un tercio de la población mundial no tienen un adecuado suministro de agua y 17 de ellos extraen anualmente más agua de sus acuíferos de la que puede renovarse naturalmente. La contaminación, por otra parte, no sólo contamina el agua de ríos y mares, sino los recursos hídricos subterráneos que sirven de abastecimiento del consumo humano.
El agua, necesidad del cuerpo humano.
El cuerpo humano contiene un 55-78% de agua, dependiendo de sus tamaño y complexión. Para evitar desórdenes, el cuerpo necesita alrededor de siete litros diarios de agua, aunque la cantidad exacta variará en función del nivel de actividad, la temperatura, la humedad y otros factores. La mayor parte de esta agua se absorbe con la comida o bebidas-no estrictamente agua-. No se ha determinado la cantidad exacta de agua que debe tomar un individuo sano, aunque una mayoría de expertos considera que unos 6/7 vasos de agua diarios (aproximadamente dos litros) es el mínimo necesario para mantener una adecuada hidratación.

El agua y la problemática medioambiental.
Los humanos llevamos mucho tiempo depositando nuestros residuos al medio ambiente. Durante muchos años los residuos no se han tratado adecuadamente, causando contaminación.
El crecimiento de la población y la expansión de sus actividades económicas están presionando negativamente los ecosistemas de las aguas costeras, los ríos, los lagos, los humedales y los acuíferos. La calidad de las masas naturales de agua se está reduciendo debido al aumento de la contaminación.
La Asamblea General de la ONU estableció en 2000 ocho objetivos para el futuro (Objetivos de Desarrollo del Milenio). Entre ellos estaba el que los países deben esforzarse en invertir la tendencia de pérdida de recursos medioambientales, ya que se reconocía la necesidad de preservar los ecosistemas, esenciales para mantener la biodiversidad y el bienestar humano, ya que de ellos depende la obtención de agua potable y alimentos. Por eso además de políticas de desarrollo sostenible, se necesitan sistemas de depuración que mejoren la calidad de los vertidos generados por la actividad humana. La concienciación social del ahorro de agua ha sido larga, pero finalmente la sociedad tiene claro que es un bien escaso y caro de que llegue a casa.




La potabilización del agua.
El agua destinada al consumo humano es la que sirve para beber, cocinar, preparar alimentos u otros usos domésticos. La ley europea protege la salud de las personas de los efectos adversos derivados de cualquier tipo de contaminación de las aguas destinadas al consumo humano garantizando su salubridad y limpieza y por eso no puede contener ningún tipo de microorganismo, parásito o sustancia, en una cantidad o concentración que pueda suponer un peligro para la salud humana. 

Habitualmente el agua potable es captada de los ríos o bombeada de los acuífero s. El agua debe ser tratada para el consumo humano. Existen diferentes tecnologías para potabilizar el agua. Habitualmente incluyen diversos procesos donde toda el agua que se trata puede pasar por tratamientos de filtración en arena, coagulación, floculación y decantación y técnicas más avanzadas de purificación como la ozonización, los filtros de carbón o la ósmosis inversa. Por otra parte mediante la cloración se consigue eliminar microbios peligrosos durante la distribución del agua por toda la red de abastecimineto.
También existe la desalación, un proceso por el que se retira la sal del agua de mar, aunque es costoso por el elevado gasto de energía eléctrica. Se suele emplear con más frecuencia en las zonas costeras con clima árido, donde la disponibilidad de agua dulce es escasa. Se considera que, con la reducción de los costes energéticos con las energías renovables,  será la solución de emergencia para muchos países con acceso al mar.
La red de distribución.
Hacer llegar el agua en el grifo de los consumidores parece una tarea sencilla. Pero requiere toda una infraestructura compleja: embalses, canalizaciones, depósitos, infraestructuras...
Las fuentes públicas han tenido una importancia capital dentro de las ciudades y pueblos. Antes de que el agua llegara a las viviendas y las redes de abastecimiento se empezasen a trazar, todo el abastecimiento de agua de la población a través de las fuentes públicas.
Las compañías de aguas son las encargadas de hacer llegar el agua potable a los grifos de los consumidores. Para ello es necesario que gestionen los recursos y las infraestructuras de manera adecuada.

La definición de agua es: incolora, inodora e insípida. Sin embargo no es así de fácil definirla. El agua contiene sustancias que pueden hacer variar su percepción de salubridad. Los laboratorios de aguas son los encargados de mantener la vigilancia constante sobre la calidad sanitaria del agua distribuida.


La depuración del agua residual.
El tratamiento de aguas residuales cierra el ciclo del agua. A menudo no hay suficiente disponibilidad de agua y hay reincorporarla al ciclo del agua. En la depuración se realizan una serie de tratamientos en cadena para tratar los residuos urbanos generados en la actividad humana y los residuos provenientes de la industria.


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