Artículo de ©J.P. Aguilar
En el Congreso de la FIFA realizado en Tokio en 1964, México fue elegido para organizar la Copa del Mundo de 1970. La candidatura mexicana se impuso a la argentina, por la posibilidad de contar con una mejor infraestructura, pues la capital del país sería la sede de los Juegos Olímpicos de 1968; el estadio Azteca, con capacidad para 105.000 espectadores, era un escenario ideal para el nuevo campeonato.
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La serie mexicana de dos valores, que anunció la Copa del Mundo de 1970 |
México anunció la Copa un año antes, con una serie de dos estampillas para el correo aéreo, emitidas el 16 de agosto de 1969 (Scott C350-C351).
Argentina no solo que perdió por cuarta vez la oportunidad de organizar el Mundial (había presentado su candidatura para 1934, 1942 y 1962), sino que fue eliminada de la fase previa y no pudo jugar el campeonato. Tres cupos se disputaron en las eliminatorias sudamericanas. La selección argentina fue la última de su grupo tras ser derrotada como visitante en Bolivia y Perú y conseguir solo un empate con los peruanos en Buenos Aires. En los otros grupos, Brasil se impuso a Paraguay, Colombia y Venezuela, mientras que Ecuador terminó último en el grupo que compartió con Chile y el clasificado Uruguay.
En Europa, los cupos disponibles se adjudicaron a los ganadores de cada uno de los ocho grupos formados para disputar la clasificación: Alemania Federal, Bélgica, Bulgaria, Checoslovaquia, Italia, Rumanía, Suecia y la Unión Soviética.
A la izquierda, hoja recuerdo del Paraguay (Scott C328), emitida el 16 de diciembre de 1970, con la imagen de Juanito como mascota del Mundial; a la derecha, sobre de primer día con Pico.
Por primera vez se asignó un cupo para África, que fue conseguido por la selección de Marruecos, mientras que Israel se convirtió en el representante de Asia y Oceanía.
En Centro, Norteamérica y el Caribe, se jugó por un cupo, pues la otra plaza correspondía por derecho al país anfitrión. El triunfador de la fase clasificatoria fue El Salvador. Un conflicto armado entre Honduras y El Salvador, que empezó el 14 de julio de 1969 y terminó el 20 de ese mes con el cese al fuego negociado por la Organización de los Estados Americanos, ocurrió un mes después de los partidos clasificatorios entre los dos países. La rivalidad futbolística alimentó un conflicto cuyas causas profundas tenían que ver más con la necesidad de buscar, en el enfrentamiento internacional, un desfogue para las tensiones internas. De todos modos, el fútbol se convirtió en el ingrediente adicional de un episodio surrealistas, al que el polaco Ryszard Kapuscinski bautizaría como guerra del fútbol.
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La serie mexicana conmemorativa del Campeonato de 1970 |
Juanito, un niño con sombrero charro y el uniforme del seleccionado mexicano, fue la mascota escogida para seguir, en este campeonato, el ejemplo inglés. Hubo otra mascota, Pico, un águila que, según mi vago recuerdo (que no he podido confirmar), pretendió sustituir a Juanito, que se consideraba una imagen demasiado estereotipada. El niño charro, sin embargo, se impuso, y es la imagen utilizada y recordada de México 1970.
La Copa arrancó en el estadio Azteca el 31 de mayo, con el partido entre los anfitriones y la Unión Soviética, que terminó empatado a cero goles. Ese mismo día, el Correo mexicano emitió dos parejas de sellos se-tenant, para conmemorar el Campeonato (Scott C372-C373).
El primer Mundial de Fútbol que se jugó a más de dos mil metros de altura sobre el nivel del mar fue también el que inauguró el sistema de tarjetas para amonestar y expulsar a los jugadores. La primera tarjeta amarilla de la historia de la Copa del Mundo se exhibió en el juego inaugural (la recibió el soviético Evgeni Lovchev), pero en ninguno de los partidos se necesitó usar la tarjeta roja: fue un Mundial sin expulsados.
También se inauguró en México el sistema de cambios, pues hasta entonces solo se permitía sustituir al arquero en caso de lesión. Los soviéticos Puzachs y Serebrjannikkov se convirtieron en los protagonistas de la primera sustitución en la historia de los mundiales, cuando el primer reemplazó al segundo en el partido inaugural.
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17 de junio de 1970,
Alemania vs. Italia
Beckenbauer juega con
brazo en cabestrillo |
El Mundial de México fue también el primero que se transmitió por televisión a todo el mundo, con seis cámaras y a color, aunque la mayoría de receptores eran en blanco y negro. El Ecuador no contaba aún con el sistema de recepción de imágenes por satélite y los aficionados tuvieron que contentarse con seguir los partidos por radio.
Conforme las reglas entonces vigentes, si una selección se coronaba campeona por tres oportunidades, obtenía la Copa Jules Rimet a perpetuidad. En México jugaron todos los ex-campeones mundiales; Alemania e Inglaterra tenían un solo título a su haber, pero Brasil, Italia y Uruguay jugaban por el tricampeonato.
Todos los ex-campeones superaron la fase de grupos, pero Inglaterra fracasó en los cuartos de final. Antes del partido con Alemania, que se jugó el León el 14 de junio, el entrenador alemán Schöen declaró prudentemente que tenían al frente un equipo difícil, pero el británico Ramsey se olvidó de cortesías y prudencias y sostuvo que la victoria sería sin duda inglesa, porque Alemania jamás ganó a los ingleses ni un partido de fútbol ni una guerra. Si eso era cierto, la historia cambió en León, donde los alemanes se impusieron a los campeones reinantes por tres goles a dos. Alemania y los tres bicampeones jugaron los cuartos de final. Brasil y Uruguay se enfrentaron en Guadalajara el 17 de junio, en el partido más duro del Mundial; los dos equipos buscaban ser dueños absolutos de la Jules Rimet y lo hacía bajo al sombra de lo ocurrido veinte años atrás: "acuérdate del Maracaná", fue el saludo del jugador uruguayo durante el intercambio de banderines.
El gol de Uruguay en el primer tiempo fue solo una ventaja provisional; en la segunda parte del encuentro, tres goles le dieron a Brasil el paso a la final. La mejor jugada del partido la protagonizó Pelé: superó a la defensa, dejó que el balón supere al guardameta por un costado y, cuando el jugador y la pelota se encontraron nuevamente, Pelé disparó al arco y ... falló. Vale la pena verlo pulsando
-> aquí. Ese mismo día, en el estadio Azteca, Alemania e Italia protagonizaron el "partido del siglo", calificado por muchos como el más emocionante del siglo XX. Tras el gol de Boninsegna a los ocho minutos de primer tiempo, el marcador se mantuvo inalterado hasta el minuto 90, cuando Karl-Heinz Schnellinger, jugador alemán del campeonato italiano de primera división, anotó su primero y único gol con la selección alemana y obligó al alargue.
En el tiempo adicional, Alemania se puso en ventaja con gol de Gerd Müller, pero Tarcisio Burgnich consiguió el empate dos minutos después. Luigi Riva puso a los italianos en ventaja, pero ésta duró pocos minutos: Gerd Müller anotó otro gol e igualó el marcador. En el minuto 111, Gianni Rivera encajó en el arco un pase cruzado de Boninsegna y aseguró la victoria italiana por cuatro goles a tres. La imagen del partido: Beckenbauer jugando con el brazo en cabestrillo; lesionado, no pudo ser sustituido, porque los cambios de los alemanes de habían agotado.
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Las estampillas con las que Brasil celebró su tricampeonato |
En la cárcel de Tixtla, cerca de Acapulco, los presos no disfrutaron de las emociones del partido; prefirieron aprovechar el descuido de los guardias, preocupados por el fútbol, para fugarse con todas las armas que encontraron en el presidio.
Los alemanes lograron el tercer puesto al derrotar por un gol a los uruguayos el 20 de junio y coronaron a Gerd Müller como goleador del Campeonato. Una vez más, las dotes proféticas de ciertos "sabios" se estrellaron contra la realidad; "no llegarán muy lejos en el fútbol", fue el dictamen de un entrenador ante el cual se había probado el pequeño, regordete y piernicorto Müller.
Los campeones de de 1970. De izquierda a derecha, de pie, Carlos Alberto,
Félix, Wilson Piazza, Brito, Clodoaldo, Everaldo y el preparador físico
Admildo Chirol; en cuclillas, el masajista Mario Américo, Jairzinho,
Gerson, Tostao, Pelé, Rivelino y el masajista Nocaute Jack
La final se jugó el 21 de junio en el estadio Azteca. Con cuatro goles de Pelé, Jerson, Jairzinho y Carlos Alberto, Brasil se quedó con la Jules Rimet. Los italianos, a los que el esfuerzo en la semifinal les pasó factura, solo consiguieron un gol, anotado por Boninsegna. "Aguantamos sesenta minutos, pero después nos trituraron", diría el número 15 italiano, Sandro Mazzola.
Pocos días después, el 24 de junio, Brasil puso a la venta una estampilla conmemorativa del tricampeonato (Scott 1166). Poco menos de dos meses después, una serie de tres sellos recordó cada uno de los campeonatos obtenidos por Brasil (Scott 1167-1169).
Muchos recuerdan el Campeonato de México como el mejor de la historia; puede no ser cierto, pero sin duda marcó el fin de una época. A partir de entonces, el fútbol sería distinto y la belleza y la diversión se convertirían en el regalo esquivo que los espectadores buscamos en cada partido.
En 1970, la frase es del periodista británico Brian Glanville, "los brasileños ganaron con belleza, imaginación y espíritu de aventura. Demostraron que el fútbol es algo para ser disfrutado".
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