La marcha hacia otra filatelia nueva

Artículo ©J. González-Herrera
El asunto de la situación en que se halla la afición filatélica en España es, para muchos, poco tranquilizador. Estos días he intervenido en algún debate en las redes sociales sobre ese tema. En ellos he sugerido la necesidad de hacer algún cambio significativo que sirva para dar una nueva versión de la actividad expositora filatélica. Hay quien pensará del mismo modo que yo, y otras personas verán mi postura como desacertada. Todas las opiniones son respetables, y la generación de un debate es algo sano, necesario sin duda, porque el debate es signo claro de que hay personas que tienen un interés real por un concreto tema. ¿Y cuál es el idea de fondo que subyace en ese debate? Nada más y nada menos que la subsistencia de la Filatelia como hobby cultural, de amistad, de exponer y de compartir.
El autor de este artículo recorriendo un pasillo desierto en una Exfilna.
En un excelente artículo de Eugenio de Quesada publicado en “El Eco” (número especial de su 75 aniversario), bajo el título “Reflexiones sobre el presente y el futuro de la Filatelia Española”, se desgranan las circunstancias que están dando lugar a una lenta e inexorable decadencia de la Filatelia española, muchas de las cuales son totalmente ajenas a los propios aficionados. Los cambios de hábitos de consumo, la situación de crisis económica, la gran variedad de ofertas de entretenimiento, la cada vez menor nómina de filatelistas en las asociaciones y cada vez con mayor edad, etc. Sin embargo, también hay razones para esta decadencia que vienen de la culpa de los propios filatelistas, sobre todo de los que se hallan en una posición más reconocida o veterana. El artículo citado contiene una metáfora tragicómica e ilustrativa, que es la comparación del colectivo de los filatelistas españoles con la “orquesta del Titanic”. A continuación trataremos de esa escena. Quiero manifestar que los músicos del barco que naufraga deben dejar, tal vez, de tocar con tanta maestría, quitarse el chaqué y empezar a achicar agua. 
Para ver por donde se cuela el agua, no hay mejor cosa que darse una vuelta por una gran exposición competitiva. Cuando paseo por alguna de ellas, veo y percibo una serie de cosas que me llaman poderosa y alarmantemente la atención: 
  1. Las colecciones premiadas (las que se llevan los principales premios) son eternamente las mismas y de los mismos coleccionistas reconocidos por su nombre y prestigio filatélico (merecido por otra parte, esto no se pone en duda). Sin embargo, no hay nuevos nombres, ni hay apenas nuevas colecciones dignas de destacar. Las colecciones reconocidas tienen un gran palmarés. El palmarés viene a ser una especie de trazabilidad con un elenco de premios. Si se me permite el símil, estas importantes colecciones me recuerdan a los verdugados de las grandes señoras del s. XVII, que iban cada vez más recargados y acumulando más valor, y que se heredaban de madres a hijas para ser vestidos y exhibidos por las unas y luego por las otras, para su prestigio social. Hablemos de los elementos que componen la colección: todas las colecciones galardonadas de modo relevante (por encima de plata) contienen piezas de relevancia, piezas cuyo interés crece en proporción al precio de adquisición. Por tanto, tener una colección relevante requiere un esfuerzo económico nada desdeñable para una economía española media, que se va haciendo poco a poco, pero que es insoslayable. Quien no esté en posición de afrontar este esfuerzo pecuniario, por tanto, debe marcarse metas más modestas en cuanto a los galardones perseguidos. Podemos poner a modo de marca de tasación de una colección digna de algo más que plata la suma de unos 8.000 euros. Mucho dinero para muchos coleccionistas. 
  2. Las colecciones nóveles sufren, a consecuencia de lo anterior, un terrible agravio comparativo. Si las colecciones consagradas y de gran palmarés cada vez tienen más nivel y valor, las nuevas, a su lado y a su sombra, son de un nivel ridículo, y su calificación va de acuerdo con eso. Hay una brecha imposible de salvar, y el nivel de las puntuaciones y de las categorías de premios lo marcan las colecciones reconocidas. Esto retroalimenta el problema: cada vez tienen más reconocimiento las mismas colecciones, estas se presentan a concurso cada vez más mejoradas y valiosas, y cunde el desánimo en el resto de expositores, máxime en los tiempos que corren, en los que las capacidades económicas no son para todos iguales. 
  3. Impopularidad de la Filatelia competitiva. El elitismo de coleccionistas y de colecciones a que me he referido es un mal factor para la popularización de la Filatelia. Hay una gran cantidad de filatelistas poseedores de colecciones nada despreciables por su calidad y montaje que optan por no competir. Seguramente habrán ciertas personas, sobre todo procedentes del coleccionismo competitivo, que expresen su desacuerdo con esta afirmación, o que incluso apelen a la envidia de quien no expone, pero la clave no está ahí. No hay que rascar mucho entre los coleccionistas de base para hallar ese sentimiento de animadversión a las exposiciones competitivas, tal y como están concebidas a día de hoy. Es notorio que existe una gran cantidad de personas montando colecciones y adquiriendo piezas, sobre todo por internet, en todo el mundo, incluida España. ¿No les apetece exhibir esas interesantes adquisiciones filatélicas? ¿Dónde están sus colecciones? Misterio, o no tan misterio. Si añadimos el hecho de que, por desgracia, muchos grandes coleccionistas van falleciendo sin relevo, el panorama es peor de contemplar desde el punto de vista de la concurrencia de colecciones a una exposición. 
  4. El trato personal que reciben en las exposiciones muchos expositores nóveles o modestos no se caracteriza precisamente por el tacto o por una deferencia que anime a seguir exponiendo. 
  5. El público presente en las grandes exposiciones es escasísimo, a pesar de la gran importancia de las mismas como acontecimiento cultural, y a pesar del deleite estético y/o histórico que puede aportar a un hipotético visitante su recorrido y admiración. No existe una promoción publicitaria de las exposiciones como un espectáculo que anime al público profano a acercarse a ella. Las exposiciones son un punto de reunión de jurados, comisarios, coleccionistas, comerciantes y familiares de todos ellos, pero no son acontecimientos captadores de público general. Para mí, esto es lo más grave de todo lo expuesto. 
  6. Rivalidad insana entre coleccionistas avanzados. Y unido a lo anterior, actitud soberbia de algunos coleccionistas avanzados en su trato con el novel, denegándole la ayuda y el ánimo que por su experiencia deberían brindarle. Por extensión, el mismo engreimiento y desinterés se manifiesta en relación al coleccionista poseedor de colecciones más modestas. 
El hecho de pintar así el panorama de la Filatelia competitiva podría interpretarse como una visión derrotista acerca de su existencia y como una crítica a quienes exponen y compiten. Pero éste no es el enfoque correcto de lo hasta aquí expuesto. Todo lo contrario. Quien examina la existencia de un problema y analiza sus causas, como se ha hecho en el excelente artículo de “El Eco” arriba citado, no está intentando minar el ánimo de quien sigue una afición y menos espantar a los aficionados. Más bien intenta buscar soluciones para el futuro de esa afición, mientras otros miran a otro lado de modo poco razonable. 
Por otro lado, no hemos de obviar que la actividad filatélica no solo consiste en exponer compitiendo. Hay muchas otras líneas de trabajo, igualmente importantes, que también hay que seguir, y sin las cuales, las exposiciones competitivas desaparecerán sin duda: talleres de iniciación a la Filatelia, mercados de coleccionismo, exposiciones no competitivas, conferencias y publicaciones escritas, etc. 
A continuación vamos a hacer algunas propuestas para que nuestro barco deje de hacer agua. Son propuestas para que los “músicos del Titánic” empiecen (me incluyo entre ellos) a solucionar el problema que tenemos. A buen seguro que habrán otras ideas más brillantes que éstas, pero de momento, podemos partir como base de trabajo con las que siguen: 
  1. Hay que hacer un esfuerzo por atraer al mundo de las exposiciones y de otras actividades filatélicas a las muchas personas que están coleccionando, personas entendidas y con piezas interesantes, pero que carecen de una orientación o motivación adecuadas, o que simplemente se hallan aisladas y desinformadas en el ejercicio de su hobby. Para el fomento de la amistad y la colaboración entre coleccionistas son muy útiles las redes sociales o las reuniones organizadas con motivo de mercados y ferias de coleccionismo. 
  2. Hay que organizar más talleres de iniciación o de reciclaje para coleccionistas, pero no sólo para coleccionistas juveniles. Hay muchísimos coleccionistas adultos que tienen enfocadas sus colecciones de un modo erróneo, por su falta de información o experiencia en el montaje o en la elección de piezas. Se echa de menos la impartición de talleres filatélicos o la difusión de tutoriales en las redes sociales sobre el modo de orientar una colección, sobre todo en ciertos temas tan simples como a veces poco valorados: la elección del tamaño y tipo de papel de las hojas, la técnica de maquetación e impresión de las mismas, la adquisición y manipulación de material como filoestuches o fundas, la preservación de la colecciones, etc. Por supuesto, falta orientación sobre la elección de las piezas filatélicas adecuadas tomando por base el equilibrio calidad / precio, evitando abusos y engaños al coleccionista. De estos asuntos no habla ni aconseja nadie, pues parece que es algo que todo el mundo sabe, pero no es así. Nos hemos acostumbrado a hacernos cada uno “un maestrillo con su librillo”, cometiendo un gran error en perjuicio del interés del colectivo de coleccionistas que somos. De hecho, a consecuencia de ello, muchas grandes colecciones (no ya las nóveles) presentan fallos en su concepción material, totalmente impropios para la categoría de lo expuesto. 
  3. Hay que atraer a un nuevo público de todas las edades (no sólo chavalitos /as) a la Filatelia, enfocada como un hobby atractivo, estético, ameno, y que aportará mucho de positivo a quienes la disfrutan. Esto vale tanto para los que no han coleccionado nada en su vida, como para los que coleccionan a su modo. La Filatelia, para ser atrayente, no puede ser una actividad elitista, onerosa, regida por antipatías, hermética y árida en su contemplación. Estos rasgos han generado una decadencia social absoluta de nuestro hobby. Precisamente la Filatelia temática debe ser la gran puerta de entrada para muchas personas que busquen un pasatiempo agradable, cultural y estético, y debe orientarse desde un principio sin una gran ligazón a normativas de exposición competitiva. Por eso son importantes las exhibiciones no regladas, las de compartir y aprender. Luego, si el coleccionista tiene vocación de más, ya irá especializando su colección y ajustándola a las reglas que rigen la competición filatélica, muchas de ellas, por cierto, bastante discutibles en su razón de ser y en su lógica. 
  4. Replanteamiento de las reglas competitivas. Precisamente, estas reglas son las que han alejado a muchas personas de la Filatelia competitiva y de la Filatelia en general. No olvidemos que todo hobby, y coleccionar elementos postales es uno más, tiene que ser simpático, imaginativo y creativo. Esta idea básica choca muchas veces con la reglamentación que se impone a quien pretende exponer en competición, y el pensamiento de muchos viene a ser: si no me divierto con lo que hago porque no lo entiendo o no lo comparto, y las explicaciones que me dan consisten en decir que así lo expresa la normativa de la F.I.P., simplemente hago otra cosa, o hago esto a mi manera, porque la colección es mía, y la F.I.P., con todos los respetos, no va a mandar más que yo en mis cosas. La argumentación “hegeliana” de que la Ley es la Ley trae unas consecuencias poco fructíferas, cuando lo que se intenta es regular el modo en que ha de ejercerse una actividad de ocio. 
Todo lo expuesto en los cuatro puntos hasta aquí desgranados ya implica desenvolver un importante trabajo, labor que corresponde a los “músicos”, a los grandes coleccionistas, dotados de más experiencia y conocimientos, y a quienes adorna el timbre de prestigio de sus grandes éxitos como expositores. Ahora vamos a ver cómo podría hacerse una pequeña revolución en la concepción de las exposiciones filatélicas para que fueran más atractivas. Una vez más declaro que sin duda deben de haber ideas más brillantes, pero todo es empezar por algún punto de partida: 
  1. Toda exposición filatélica ha de tener una adecuada difusión como acontecimiento cultural y de entretenimiento de primer orden que ha de ser. La exposición ha de ser publicitada de acuerdo a nuestros tiempos, sobre todo por redes sociales, anunciando un atractivo programa de actividades complementarias, de las que ahora hablaremos. La exposición tiene que ser un espectáculo dirigido al público, sobre todo al que NO sabe nada de Filatelia, no un panorama deprimente de paneles con pasillos vacíos interminables, al estilo del hotel de la película “El Resplandor”. Para ello, la publicidad, enfocada de un modo moderno y dinámico es esencial. 
  2. Sobre las actividades con las que ha complementarse la exposición, podemos apuntar éstas a modo de ejemplo: visitas guiadas para personas que NO saben nada de Filatelia, con regalos de lotes de sellos atractivos para los niños, feria comercial de coleccionismo en general, actividades lúdicas en el entorno espacial de la muestra (conciertos, talleres de iniciación con una orientación familiar, etc). 
  3. Precisamente es esencial la colaboración entre la organización de la exposición y el comercio de coleccionismo. Debe haber una inmediatez en el espacio entre exposición y comercio, especialmente la parte de la exposición más vistosa, que es la integrada por Filatelia temática, enteros postales, clase abierta, etc. El comercio del coleccionismo, por tanto, debe colaborar de un modo activo a dar un nuevo impulso a las exposiciones, y tomar conciencia de que su propia subsistencia depende de esa colaboración, por ejemplo con su patrocinio o con la aportación de trofeos para los competidores. El tiempo de los abonados a novedades filatélicas se está terminando. El departamento de márketing de Correos ya se ha percatado de esta realidad, y de hecho tiene un interés esencial en que las grandes exposiciones vengan acompañadas de una feria comercial digna. 
  4. Replanteamiento del sistema de calificaciones y exigencias de los jurados. No tiene lógica someter en una exposición competitiva a los mismos criterios valorativos a colecciones nóveles o modestas, de quienes intentan con los medios que pueden llevar un exhíbit a concurso, y a colecciones consagradas con amplio palmarés y piezas reconocidas. Debe haber, dentro de una exposición competitiva, al menos dos categorías de concurso, una de “segunda”, para colecciones nóveles o carentes de piezas de gran valor, y otra de “primera”, para colecciones consagradas y con piezas relevantes. En cada categoría debe haber distinto nivel de exigencia a la hora de conceder puntos. Antes de la exposición, los coleccionistas deben remitir sus colecciones a un comité organizador en formato de archivo pdf o jpg, y el comité determinará si tienen un nivel mínimo para entrar en la segunda categoría, que es la que acogerá a toda colección novel o modesta. Esas colecciones han de haber pasado antes, a modo de experimento o de entrenamiento, por exposiciones no competitivas, en las que los organizadores orientarán a sus titulares sobre los elementos a mejorar. El paso de una colección de la segunda a la primera categoría vendría dado por su valoración positiva reiterada y su paulatino aumento de nivel en piezas y en planteamiento. 
  5. Evitar la perpetuación de colecciones en las exposiciones competitivas. La dinámica de mantener con pequeñas mejoras las mismas colecciones en competición durante años y años lleva a un auténtico problema, del que ya hemos hablado: siempre exponen los mismos las mismas colecciones, de modo que si el espacio para exponer es limitado, quedarán fuera otros con colecciones menos relevantes. Por otra parte, el criterio de nivel al puntuar toma por referencia las grandes colecciones, de modo que aquéllas que no tengan dicho nivel, siendo todas calificadas en concurso único, recibirán toda clase de penalizaciones. La distancia entre los niveles de unas y otras se hace cada vez más insalvable, y al final, nos encontramos con el problema que hoy acucia a la filatelia competitiva: todo queda entre unos cuantos coleccionistas reconocidos, encantados de conocerse a sí mismos. En un plazo no superior a 20 años, este sistema se colapsará si se mantiene. Para evitar esto, una colección de gran nivel, en el modo en que ha sido concebida, perfeccionada y mejorada durante mucho tiempo, no debería entrar en concurso de primer nivel más de cinco años. Pasados estos, la colección podría exhibirse fuera de concurso, para ser el objeto de la admiración que merece, pero no seguir manteniendo una especie de hegemonía de palmarés que carece de sentido en una competición sana. El argumento de que una exposición ha de mantener un nivel digno de calidad puede llevar al día en que no haya nada que exponer. 
  6. Mejorar el trato personal de los jurados y comisarios hacia los expositores. Toda colección es el producto de una labor ilusionada y creativa de su autor. Cuesta mucho esfuerzo a todo coleccionista crear su colección personal, y cuesta mucho hacer de alguien ajeno al coleccionismo un auténtico filatelista. Por eso toda colección que se presenta a una exposición, sea cual sea su contenido y planteamiento, merece apoyo y aplauso, en suma, merece respeto. El apoyo y el tacto de los organizadores de la exposición es esencial para la motivación del coleccionista. Toda calificación de una colección, aparte de una fichita con unos puntos, ha de consistir en un pequeño informe en el que se expresen por escrito las razones de alabanza o de desmerecimiento de los distintos aspectos enjuiciados en una colección. Este informe habría de ser entregado en copia a todo coleccionista, siempre con un enfoque positivo de ánimo, para mejorar en una próxima competición. Esta política de cuidar al expositor ha de ser especialmente escrupulosa con los coleccionistas nóveles y modestos. Lo contrario aleja a las personas del mundo de las exposiciones competitivas. 
  7. Hay que crear nuevos modelos de concursos filatélicos distintos a las exposiciones, como alternativas imaginativas que también impulsan la Filatelia. Así, concursos de diseños de sellos, concursos de concretas piezas insólitas, concursos de cartas devueltas, etc. 
Soy consciente de que todas estas propuestas no van a generar mareas de apoyos, pero es bueno que se escriba sobre ellas, primero porque se crea debate y esto es sano, y segundo, porque ya quedan las ideas por escrito, y tal vez algún día haya personas que consideren que teníamos razón los que nos manifestábamos en el sentido que expresa este artículo. El tiempo lo dirá.

10 comentarios:

Jordi Quintana Compte dijo...

Antes de nada no creo que haya puntos de vista acertados o desacertados, sino que todos son complementarios y cualquier debate que se genere (o que se generó) no puede ser sino enriquecedor. Precisamente faltan cuantas ideas mejor para avanzar entre todos, por lo que celebro la proactividad del artículo.

Antes de nada, abordar el tema económico. Hay grandes fortunas tanto en vitrinas como en cajas de personas que jamás montarán una colección competitiva. Y hay meritorios exhibits jugando con inteligencia las cartas no económicas. En los reglamentos los aspectos no económicos de las puntuaciones tienen gran peso, hecho que te permite dejar fácilmente atrás la “plata” sólo con perspicacia e inteligencia. Exponer no es pavonear de Ferrari por las calles de un barrio humilde. Al menos para mí, que carezco de un marcado carácter competitivo y de una holgada billetera. El único sentido que tiene para mí exponer es el de mostrar algo que me apasiona y compartirlo con quien sea receptivo. Cada cual tendrá sus motivaciones, pero seguro que todas ellas se legitiman cuando se conoce el esfuerzo y sacrificio que representa montar un exhibit.

Discrepo con lo de la orquestra del Titánic. Considero que excelencia y filatelia de base no son términos antagónicos sino necesariamente complementarios y que se retroalimentan. Toda (gran) colección tiene sus etapas: arrejuntasellos, inicio del exhibit, crecimiento, madurez y plenitud. Después de tantos años de esfuerzo (y, en definitiva, amor por la filatelia) considero que es injusto tratar de elitistas a los que encabezan los palmareses. Y las colecciones también tienen un recorrido que termina (y el reglamento ya se encarga de ello penalizando la no progresión). No creo que los coleccionistas noveles sufran ningún agravio en sus puntuaciones. Quizás sí falta de atención y aliento por parte de las estructuras. Pero si en algo se caracteriza la filatelia competitiva es que no se compite contra nadie sino contra el afán de superación de uno mismo. Y en lo que sí discrepo rotundamente, basándome en mi experiencia personal, es en la afirmación que los coleccionistas avanzados rehúyen dar ayuda; y este blog como ejemplo, donde el coleccionista novel puede encontrar infinitud de artículos de todos los niveles para progresar adecuadamente, en una autoría plural y ambiente colaborativo y constructivo. Y también en los diferentes grupos temáticos, donde el ambiente suele ser colaborativo cuando podría pensarse que la rivalidad está ahí presente. De hecho, la rivalidad (insana) sería la perdición de estos grupos. Y otro gran ejemplo no temático seria el de el gran fenómeno surgido de esta pandemia: Mi Oficina.

Jordi Quintana Compte dijo...

... cont ...

Respecto a las propuestas felicito al autor, aunque discrepo en algunas, especialmente a las que afectan a la competición. Pero puestos a aportar, considero una gran iniciativa la que se desarrolló en una universidad hispana. Nos quejamos que se pierde el factor generacional, pero la filatelia no es necesariamente una enfermedad de transmisión sexual o genética. En otro foro puse el ejemplo de la ópera. Ay de aquel que intente bombardear a su descendencia con ópera. A la filatelia se llega también a través de la madurez y la inquietud intelectual, como vehículo con el que canalizar dicha inquietud. El mundo universitario, los colegios profesionales, los eventos de masas, etc reúnen gentes inquietas. No creo que unos marcos de literatura o física en un hall de una facultad dejen indiferentes al 100% de los pasantes… alguien habrá a quien le abra una inquietud, como a todos nosotros nos sucedió. Pero eso ya es tarea básicamente del poder ejecutivo de las federaciones (de la FIP a las territoriales). Deben ser ellas las que planteen las líneas estratégicas para salvar a la filatelia


Por último, también discrepo en lo de que deberían ser los expositores avanzados los que realicen tareas de promoción. Discrepo básicamente por que mi experiencia me ha mostrado que son básicamente ellos los que ya la realizan. Tanto desde la federación, ya que muchos de ellos lo han sido (igual que jurados), como otra vez en este blog o en los youtubes de Sofima o Mi Oficina. Mi grupo temático internacional, que desde el año 1980 edita publicaciones periódicas y con presencia en las redes sociales es otro ejemplo: la mayoría de contribuciones significativas y mantenimiento de la actividad corre a cargo de exhibidores avanzados. Y a ellos recurro y siempre me he encontrado la mano tendida, al igual que en este foro.

Para terminar, me sabría mal que tanta discordancia sea mal interpretada. Todo son puntos de vista que no deben sino complementarse para avanzar entre todos. Mis felicitaciones al autor del artículo por afrontar con valentía el tema y expresar con libertad su sentir, con el cual coincido en también muchos aspectos. Indudablemente algo hay que menear para cambiar el rumbo actual de la filatelia. La maldita pandemia quizás nos haya dado algunas pistas y lecciones ya que muchos contenidos se han puesto generosamente a disposición del más humilde coleccionista. Un abrazo a todos.

Paco Piniella dijo...

Me parece muy interesante TODO lo que se dice, aunque no en TODO estoy de acuerdo, pero si en el problema que se plantea y su gravedad. Si no sabemos que estamos enfermos no nos vamos a curar. Yo también coincido en parte con algunas sugerencias de Jordi. Mi experiencia personal es que procedo de una familia humilde, estudié con becas mi carrera, y he llegado con el tiempo a tener una colección de Oro Grande FIP, podía a lo mejor haberlo invertido en tener otro coche mejor que el que tengo, pero empecé a coleccionar con 18 años la misma colección y han pasado cuarenta años de aquello. Las colecciones no se hacen en un día. Otra cuestión es que los que estamos debemos hacer un esfuerzo por la difusión de la Filatelia, yo lo hago al menos en mi modesta forma, actualizando este blog con noticias y con los artículos que agradezco de compañeros como Jesús, Mario, José, Marcela,...

Unknown dijo...

Muy interesante el planteo, lamentablemente no es una situación exclusiva de España, aquí en Uruguay la situación es similar o peor. En mi país los músicos del "Titanic", ya no tocan. Cada vez mas las Exposiciones Regionales o Mundiales son mas prohibitivas para las colecciones insipientes debido sobre todo a los costos de participación , es mas conveniente comprar nuevas piezas , que abonar una inscripción.

erolelu dijo...

Es muy interesante plantear este tipo de sugeréncias sobre los problemas que presentan cada vez más acentuados presentarse a una exposición nacional. De hecho yo incluiria, como participante novel en la exposición anual que organiza Fesofi, el hecho de que los jurados tampoco ayudan mucho en prestar indicaciones vàlidas que ayuden al expositor cuando recibe la hoja de evaluación!
Con tres o cuatro línias en el apartado de observaciones, despachan la justificación del veredicto, y a por otro!
Quizàs si, almenos en algunas colecciones se tomaran la moléstia de especificar más y sobretodo con mayor interés, e incluso con cierto seguimiento personalizado, al novel expositor podria despertar en éste más interés que desazón.
Es una sugeréncia. erolelu

jose Angel Gandara Rodriguez dijo...

Enhorabuena por el artículo, es un tema que hace tiempo que se debería haber examinado, pero estoy en desacuerdo con mucho de los puntos que aquí se expone, aunque en algunos sí coincidimos. Leyendo me da la impresión que todo el problema de la filatelia es culpa de las exposiciones competitivas y sobretodo de las grandes colecciones, siempre he dicho que todas las exposiciones son necesarias, competitivas o no, lo mismo que todo tipo de coleccionistas, más avanzados y noveles etc.
Llevo en el mundillo del asociacionismo filatélico 27 años, 24 de ellos como directivo de la Sociedad F e N Guardesa, de ellos 22 como secretario, 22 años directivo y vocal temático de FEGASOFI y 8 de ellos como secretario, 20 años como miembro de la Comisión temática de FESOFI, he actuado como jurado regional, como organizador y coordinados en más de una veintena de exposiciones tanto competitiva como no competitivas, he impartido talleres, cursos, conferencias y hace tiempo que veo venir la crisis de la filatelia no solo en España, creo que es a nivel más bien europeo.
Es triste ver las exposiciones vacías de público, pero da igual que sea competitiva o no, es más, soy de los que, si puedo, me acerco siempre a la Exfilna, exponga o no, pues me gusta ver las colecciones, buenas colecciones, no solo por el material expuesto si no por el trabajo bien realizado por el expositor, y puedo comprobar que algo más de publico hay que en las exposiciones no competitivas, que si quieres atraer a publico filatélico estas obligado a invitar a grandes colecciones, eso sí, son imprescindibles que para dar nuestros primeros pasos. Por lo tanto esto yo no lo considero un problema y mucho menos las grandes colecciones, ya que son un poco lo que lleva a la afición a visitar las exposiciones.
En cuanto a las colecciones “eternas” tampoco puedo estar de acuerdo, pues una vez, creo recordar, obtengas 3 medallas de oro grande o Gran Premio, esa colección ya abandona la clase competición. Yo en mi caso llevo algo más de 20 años exponiendo mi colección y en este tiempo no he dejado ni un día de trabajar en ella e intentando superarme día a día, no solo en la adquisición de piezas, también en conseguir la mayor puntuación en mí trabajo que son los 70 puntos. La primera vez que expuse me concedieron Bronce Plateado y en mis comienzos jamás me propuse llegar al Oro nacional, era algo que hacía por diversión y poco a poco y sobre todo con la ayuda de los Jurados, eso sí, los hay de todo, pero puedo decir que la mayoría de ellos se involucran con el expositor.

jose Angel Gandara Rodriguez dijo...

...Continua...
Otros de los puntos en lo que estoy en desacuerdo y esto lo sabe cualquier expositor temático que hace bien su trabajo lo puede certificar es la inversión para conseguir una medalla de Vermeil, como he dicho anteriormente, tengo la experiencia de realizar algún taller y en uno de ellos salieron 6 colección y en su primera participación en una exposición nacional todas consiguieron de Plata Grande para arriba, ninguna de ellas tenía una inversión de 3.000 € y la que lo tenia no fue la que consiguió mayor puntuación, es más si cogemos las hojas calificadoras de los jurados y comprobamos las colecciones con Oro con otras de metal inferiores comprobamos que la diferencia de puntuación no está en el estado y rareza, se encuentra en los 70 puntos que premian a nuestro trabajo, esto está demostrado.
Como he dicho anteriormente, siempre he ido avanzando gracias a las recomendaciones de los jurados y de coleccionistas avanzados, no solo en temática, sino también de filatelia tradicional e historia postal, por lo tanto no puedo decir que nadie me denegara su ayuda y colaboración, a todo aquel que se la he solicitado, amablemente me han ayudado.
En otros aspectos si estoy de acuerdo con lo que se dice, la promoción de estos eventos se debe dar mayor difusión y lo hemos comprobado en nuestra sociedad, mayor difusión, más público. También informar y guiar a los visitantes a la exposición y sobre todo a los más profanos para que no salgan al igual que entraron sin enterarse de nada, también hemos realizado talleres para jóvenes escolares pero estos y los profesores ya no quieren ni visitar las exposiciones, pero a pesar de todo ello, hace 20 años nuestra sociedad superaba los 150 socios y hoy somos poco más de 60, los miembros que exponen en exposiciones competitivas entre 5 y 6 y muy poco mas en las no competitivas. Eso si los pocos socios que se dan de alta son en numismática, tanto mayores como jóvenes y creo que la razón es muy fácil, la moneda sigue circulando, lo contrario que él sello y la juventud menos de 30 años jamás ha visto un sello pegado en un sobre y por ahí hemos empezado la mayoría de coleccionistas de sellos, ese es realmente el gran problema.
En cuanto a la participación de expositores, pues creo, como aquí se dice, la mayoría entrados en la tercera edad, por lo tanto jubilados y que no se pueden permitir el lujo de pagar dichas inscripciones y de un año para otro en plena crisis se paso de los 6 € por cuadro a 10 €, creo que el expositor ya hace bastante con participar, sin expositores no hay exposiciones y para aliviar gastos a las organizaciones de dichos eventos se puede recortar en otras partidas, por ejemplo los gastos de jurados, que es una buena parte de estos eventos hoy se podría reducir, pues ahora con antelación se envían las colecciones en PDF o JPG por lo que el jurado desde casa y con tiempo las puede examinar y enviar sus puntuaciones, con estar el día de la clausura para estar a disposición del expositor sería suficiente, o un día antes para reunirse el jurado y hacer el reparto de premios.
Otro gran problema que se encuentran las organizaciones de estos eventos son el espacio necesario para albergarlos, muchas localidades no disponen de ello, y poco público para tan magno acontecimiento por lo que las autoridades locales deniegan su organización.
Por lo tanto y basándome en mi experiencia creo que el problema de la filatelia son estos puntos que yo expongo y aprovecho para animar a todo aquel que quiera exponer y competir que lo haga, una buena colección no se hace de un día para otro, lleva su tiempo, años y no pensar en medallas, en superarse día a día, el tiempo da sus frutos y consultar con coleccionistas más avanzados pues todos o la mayoría están dispuestos a colaborar.

Jordi Quintana Compte dijo...

Lo que sí es un verdadero desastre es perder coleccionistas por el camino. Y esto, en general, es achacable a los órganos regios: federaciones a todos los niveles, comisiones, organizadores de magnos eventos, cuerpos de jurados...


Hace un par de años hice una entrada en La Lupa analizando el palmarés temático (sólo) hispano disponible en la web de Fesofi.
En esta entrada observé que:
"Hay unos 110 coleccionistas que en algún momento expusieron y abandonaron la competición (1 y 2 participaciones lejanas en el tiempo). De estos coleccionistas, muchos de ellos han realizado incursiones en alguna de las exposiciones perdiéndose su rastro posterior."

Y estos 110 coleccionistas sólo eran temáticos... a saber en el resto de categorias.

Más grave en que no haya filatelistas nuevos es ir descorazonando a los existentes. Que ya los teníamos motivados !!!!

¿Cuál és la razón? No lo sé, porque no conozco a ninguno. No intuyo que sean motivos económicos. Sin duda alguno sí, pero quizás son motivos más estructurales/motivacionales/emocionales.

Un motivo económico, p.ej., puede ser que tenga la colección mal planteada/enfocada y que se desanime ante lo que representa rehacerla y su inversión correspondiente tras la primera experiència competitiva en tiempo y dinero. Pero esto es también un fallo estructural del sistema ya que no ha sido debidamente acompañado/asesorado por el sistema. Y aquí un saludo a los tutores de los juveniles que funcionan tan bién en ciertos paises iberoamericanos y europeos. Desconozco como está el tema juvenil en España ya que en mi federación territorial es, digamos, inexistente.

Otro motivo económico será el material inapropiado que lanzan las administraciones postales o para-postales y que los comerciantes se encargan de colocar a los coleccionistas mal asesorados y que desgasta a sus ilusionados bolsillos. Ambos actores también són partícipes en la organización de eventos filatelicos y sus responsabilidades también tendrán en el estado actual de la filatelia (vaya, digo yo...).

Seguro que otras malas experiencias surgen de disgustos en esas primeras experiencias competitivas con los jurados, los órganos federativos, los organizadores... alguna percepción de endogamia entre la élite filatèlica y/o federativa... alguna percepción de que el pescado ya está vendido... Hay que hacer un esfuerzo para que la experiencia para el coleccionista novel en un evento filatélico sea satisfactoria humanamente (jurados, federaciones, comisarios...) y economicamente (esponsores, organizadores, percepción de gastos inútiles a costa de la inscripción del coleccionista...). También supongo que habrá coleccionistas con carácteres difíciles, jajaja.

Igual todo ello debería ser objeto de reflexión en la federación o en las comisiones. Y quizás nada más fácil que, a través de los presidentes territoriales, coger el teléfono, preguntar y después analizar las razones .... y buscar remedios...


Lo que sí que tengo muy claro és el carácter positivo de la filatelia de exihibición o competitiva. Bien encauzada no hay coleccionista que se pierda.

Anónimo dijo...

Podria suscribir cada palabra en esta radiografía de la filatelia actual.

Escribo desde Puerto Rico y debo añadir que las Sociedades Filatélicas deberian insertarse más en la sociedad, haciendose eco de problematicas sociales y formando parte de Sociedades culturales de forma mucho mas protagónica. Deberiamos participar en museos pues todas las colecciones tienen temáticas de pintura y aparecer en exhibiciones aereas, centenarios, militares y en fin de todo.

No hay asunto relevante que no haya sido atendido por emisiones de sellos.

Recientemente inserté opiniones relacionadas con el virus en la página web de la Sociedad Filatélica de Puerto Rico y lo cierto es que no se permite hablar de otra cosa que sellos.

¿Como queremos que se interese el mundo exterior en nosotros y descubra la filatelia si nosotros no estamos dispuestos a abrirnos a problemáticas sociales?

Por otra parte, todos sabemos que el coleccionista es por definición un acaparador crónico de por vida y les cuesta desprenderse de nada y como dicen en el artículo, ya ni siquiera participan en eventos sintiendose que estan por encima del bien y del mal en términos filatelicos.

Llegamos tarde a las nuevas tecnologias al menos para una generación envejecida, desfasada y antigua de coleccionistas que no veran el campo que se abre delante de nuestros ojos a través de las aplicaciones de compra-venta de sellos y a la aparición de mercados gigantescos desconocidos en Asia y regiones que nadie sabia que trabajan la filatelia a niveles descomunales.

Viene por ahí la eliminación de la emisión de sellos de uso postal normal. De hecho además de que hay paises que ya la eliminaron, otros solo producen para coleccionistas y volvemos a los tiempos en que una carta de amor cancelada con un sello nuevo vale mas que toda la serie nueva.

Viene la muerte de lo viejo y la subasta de colecciones hermosas en ebay y otros medios de manera que llegaran a un coleccionismo emergente de vigorosa fuerza.

Los sellos alcanzarán precios enormes cuando muera la emision del ultimo sello de correos de uso comun.


¡Guardenme uno de esos ultimos!

Juan Fernández
Puerto Rico
juanlumapr@aol.com
1-787-508-9306 whatsapp ok



Raudel Busto dijo...

Sinceramente el artículo, que por extenso ha sido un poco tedioso de leer es el reflejo de una opinión personal.

Creo que existen muchos coleccionistas que tienen muy buenas colecciones y no las exhiben por el simple hecho de que no les interesa, porque disfrutan verlas en sus albumes por encima de verlas en los paneles de exposición, punto, y eso es totalmente respetable, cada uno practica la filatelia como quiere, en mi caso soy expositor y juez hace mucho tiempo pero tengo la mayor admiración por los coleccionistas "de su casa" que no desean exponer.

Si bien es cierto que cada vez las exposiciones son menos concurridas a nivel participativo, creo que NO es cierto decir que siempre ganan las mismas, en FESOFI está instrumentado un mecanismo para "sacar de competencia" a las colecciones que van alcanzando las posiciones cimeras en las exposiciones, como pasarlas a la clase de campeones o a la corte de honor, brindando nuevas oportunidades para que se ocupe ese lugar.

Yo, que escribo desde otra latitud, encuentro en el artículo cierta frustración personal, si bien es cierto que hay algunas verdades en el escrito, pero al final quedan maquilladas por lo que parece un resentimiento, pero es mi opinión, no conozco ni al autor ni sus circunstancias, pero es lo que logro intuir al leer el artículo.

Resulta un poco demagógico eso de los 8000 euros, las colecciones se van construyendo con el tiempo, me parece ridículo que se sugiera que para llegar a una buena medalla competitiva hay que gastarse de golpe 8000 euros, esto es algo que se va logrando con el tiempo y poco a poco, 30 hoy, 50 la proxima semana, 120 el mes siguiente, 40 el otro.... etc etc.... hay quien tiene para gastarselos de golpe, pues enhorabuena, pero la version parcializada del artículo me parece un tanto ridícula.... no obstante.... estás en filatelia competitiva.... que esperabas.... te unes a un hobby que cuesta dinero, escoges competir, cosa que cuesta dinero, entonces, de que nos quejamos?????

El problema con esto, como con todo en la vida, viene por plantearnos metas realizables, difíciles pero realizables, porque en caso contrario nos frustramos, en mi caso me planteé llegar al Oro Grande nacional, lo conseguí, luego llegar al Oro continental, lo conseguí, luego llegar al Oro mundial, estoy en ello, tengo 88 puntos, me faltan dos, ahí sigo.... pero nunca me plantearé ser el gran premio en una mundial, porque se que mis condiciones económicas no lo permiten. Cada uno debe trazarse metas realizables y una vez cumplidas ir a por la siguiente, pero no pretender que los filatelistas noveles igualen a los expertos, ni que los que tienen menos recursos ganen a los millonarios de nuestro hobby porque es IMPOSIBLE.

Desde nuestra posición como directivos, jueces o promotores de la filatelia tenemos que ayduar a encaminar a los coleccionistas para que DISFRUTEN coleccionar sellos y mostrar las bondades de nuestro hobby más que generar malestar buscando una equidad que ni es posible ni es lógica.

Lo que más me sorprende de todo es que estas situaciones se han producido desde el inicio de los tiempos de la filatelia competitiva, no entiendo mucho el sentido del escrito ahora.

Es una época en la que quizás el coleccionismo español se ve más agraviado por otros temas como los altos valores faciales del correo.

Sin embargo, el principal problema de la filatelia termina por ser la CRISIS ECONOMICA que azota el mundo durante mucho tiempo y que ha ido a peor en los ultimos años.

La APATÍA en una de las grandes enfermedades sociales de la actualidad, donde ya nadie hace nada si no tiene una remuneración, donde ya nadie invierte su tiempo en dedicarse a los demás, este es quizás otro de los males de nuestro hobby, creo que problemas como este requieren más atención que el establecimiento de una crítica a la filatelia competitiva que hoy es el resultado de lo que nosotros mismo hemos creado.

saludos desde Cuba

Raudel