Artículo de ©Marcela Díaz-Cabal
Escuchando la atinada charla de Luis Claudio Fritzen para Mi Oficina sobre el valor del conocimiento en las colecciones temáticas de competición y el posterior intercambio de preguntas y respuestas, que como he mencionado en otras ocasiones, han resultado ser la cereza del pastel, no he podido menos que pensar en los varios puntos importantes que surgieron en aquel momento. Los menciono:
- La preocupación—de la que me hago eco—acerca de hacia dónde va la filatelia en general y la temática en particular. En otras palabras, el futuro de la afición, condicionado por elementos ajenos a ella, pero que no se pueden obviar.
- El papel rector de la FIP en las exhibiciones mundiales y la lentitud del organismo, denunciado por el colega Luis Fernando Diaz, temático y juez FIP él mismo, a la hora de resolver las múltiples inquietudes que se les ha planteado a su junta directiva a lo largo de muchos años sin que haya habido pronunciamiento alguno. Ni siquiera una respuesta a las cartas por la más elemental cortesía.
- El valor de las colecciones temáticas de un marco—a pesar de la FIP— que algunos países americanos (Chile, Perú, México, Costa Rica) con aguda visión, han introducido en sus concursos a nivel nacional por su gran capacidad de atraer a filatelistas noveles que de otra manera tal vez nunca se habrían atrevido a exponer; así como la gran expectativa puesta en la Exposición Internacional de la clase Un Marco CAPEX 22 que se realizará en Toronto (Canadá) en junio de 2022 por la importancia que ella supone para el rumbo futuro de esta clase filatélica.
- Las dificultades cada vez mayores a la hora de enviar a los certámenes internacionales colecciones multimarcos considerando los elevados costos y restricciones que las compañías aéreas imponen al equipaje de los viajeros. En este caso, al equipaje de los comisionados encargados del transporte y la seguridad de las colecciones participantes.
- La marcada subjetividad que permea el aspecto innovación a la hora de evaluar el jurado las colecciones competitivas precisamente por su intrínseca dificultad definitoria y sus ambigüedades.
Estos puntos y otros más que se plantearon en los comentarios posteriores a la charla de Luis Claudio no solo son muy significativos, sino merecedores de una discusión más profunda a corto plazo porque inciden directamente en el futuro y la evolución de la filatelia, considerando, además, que en este “mundo nuevo” nuestro, la tecnología ha llegado para erigirse en el centro vital del hombre del siglo XXI. Con todas sus bondades y con todos sus peligros.
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